El 13 de diciembre de 1995, hace 28 años, los compañeros Jerónimo Urbina y Ernesto Porfirio Ramos fueron heridos luchando por una causa justa, ya que los gobiernos neoliberales intentaban reducir el 6% a la educación superior y la autonomía universitaria que por derecho constitucional corresponde.
El artículo 125 de la Constitución Política de Nicaragua expresa “Las Universidades y Centros de Educación Técnica Superior, que según la ley deben ser financiados por el Estado, recibirán una aportación anual del 6% del Presupuesto General de la República, la cual se distribuirá de acuerdo con la ley. El Estado podrá otorgar aportaciones adicionales para gastos extraordinarios de dichas universidades y centros de educación técnica superior. Se garantiza la libertad de cátedra.
En un contexto de estudiantes, maestros y personal administrativo universitario en las calles de Managua luchando por el 6% constitucional, en 1995 un día como hoy, el 13 de diciembre cayeron heridos Jerónimo Urbina, estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería y Ernesto Porfirio Ramos, trabajador universitario de la Escuela Internacional de Agricultura y Ganadería de Rivas (EIAG) en manos de la represión del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, así mismo, el dirigente Bismarck Santana perdería su pierna ese fatídico de 13 de diciembre.
El gobierno de doña Violeta arremetió contra las universidades del Consejo Nacional de Universidades (CNU), proponiendo la reducción de la asignación presupuestaria del 6% que por precepto constitucional el Estado está en obligación de cumplir. Del mismo modo el mencionado gobierno planteó violentar la autonomía universitaria indicando una determinada forma de distribución del presupuesto universitario algo que según la ley de autonomía le corresponde hacer exclusivamente a las universidades.
Entre las acciones de la comunidad universitaria estaba la toma de edificios públicos, plantones, huelga de hambre y marchas universitarias, paralelo a este contexto, los neoliberales generaron una campaña de desinformación contra las universidades del CNU.
Miles de jóvenes fueron heridos, vapuleados, golpeados y ahogados con bombas lacrimógenas por la represión neoliberal que sólo dejaron más pobreza y desigualdad al pueblo nicaragüense.
A continuación el Equipo de Barricada/Historia presenta una semblanza de los mártires universitarios Jerónimo Urbina y Ernesto Porfirio Ramos, extracto del libro “13 de diciembre: por la defensa del 6% y la Autonomía Universitaria”, del Profesor Edgar Palazio Galo, actualmente Secretario de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas, de la UNAN-Managua.
Jerónimo Urbina
Jerónimo Urbina, nació un sábado 8 de marzo de 1969 en la ciudad de Juigalpa, departamento de Chontales. Hijo de doña Paulina de Los Ángeles Urbina Jarquín y de Jerónimo Guarde, fue uno de ocho hermanos que crecieron únicamente solo bajo el cuido de su mamá, “El vivió sólo conmigo –recuerda su mamá- decía que yo era toda su familia, que yo era su mamá, su papá, toditita su familia. Al principio, mi hijo mayor me ayudó a criarlos, el mayor fue para él padre y hermano”.
Las limitaciones económicas sobrellevadas en el seno de su familia obligaron que desde temprana edad colaborara con el sustento del hogar, ayudaba a su mamá en la venta de pan o de cuajadas, “a lo que lo buscara, él iba, fue trabajador desde chiquito, no se afrentó de nada”, cuenta su mamá. Más allá de su edad, a Jerónimo las dificultades enfrentadas le fueron moldeando un carácter de responsabilidad y compromisos que marcaron su vida. De adolescente desempeñó el trabajó de operador de cine en Juigalpa, donde un tío, permitiéndole ganar algún sustento.
Recuerda su mamá que Jerónimo decía que por ser de familia muy pobre sus aspiraciones eran estudiar para prepararse, quería tener una preparación profesional para ayudarle y que pasara sus últimos días con tranquilidad. Jerónimo Urbina se graduó de maestro en la Normal “Gregorio Aguilar Barea” de la ciudad de Juigalpa y en el año 1993 se vino de su Juigalpa natal a Managua con la intención de estudiar y clasifica para ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Su preparación como maestro normalista le permitió trabajar como profesor de Ciencias Naturales en el Colegio San Antonio en Managua y financiar de esa manera sus estudios en la Universidad.
Fue en el mes de octubre que su mama lo vio llegar por última vez a Juigalpa, llegó a pasar un fin semana. Aquel encuentro doña Paulina lo tiene muy presente: “esa vez yo le pregunté cuándo vuelves hijo, y me dijo; Mire, quién sabe ¿Por qué le digo? Ya estoy cansado de pedir raid…”, es que por las limitaciones económicas Jerónimo viajaba al raid cada vez que podía visitar a su mama.
Cuando estaba con su familia y se hablaba de las protestas universitarias, su mamá cuenta que decía “mire yo apoyo por que el 6 % es para que tengan becas los que no pueden estudiar, hay otros como yo que necesitan, quieren superarse y no pueden…”
Relato de su mamá: “Ese día una de mis hijas me dijo que los muchachos estaban en huelga, que había una marcha, pero como yo no tenía radio, mi sobrina es la que tiene uno, ese día ellos no pusieron las noticias. Allá como a las 5 de la tarde me voy donde una hija que tenía un televisor, yo que arribo y me dice; figúrese mamá, que hay unos muchachos estudiantes heridos y hay un Jerónimo. Pero no sabes, le digo, el apellido, no, me dijeron. Ah…entonces viene el yerno mío, apaga el radio y prende la televisión, él que lo prende, al ratito lo veo allí, él…Ah (palmea las manos) él es les digo. No. A mí me lo querían esconder”.
“Pero que va, que me van a esconder les digo, a esas horas…me monto en una ruta por allí y me vengo donde la otra hija mía, ah, un solo barajuste, esas horas, yo decía: Dios mío qué hago, acuérdese, sin un centavo, que hago decía yo, mi hijo se murió, no me quieren decir, como será decía yo. Allá como a las 8 de la noche, me llega a buscar otra de mis hijas, la andan buscando ¿de dónde? de la Universidad.
Ah…Qué te dijeron, pues que la vienen a llevar. A esas horas me consiguieron allí 50 pesitos y nos venimos. Salimos a las 10:30 PM de allá, a la 1:30 AM arribamos a la UNI, a esa hora venimos al Hospital. El estaba allí, él me conoció y no podía hablar porque estaba con un tubo y después que ya le sacaron eso, le hicieron una operación y le pusieron un aparato aquí, ya no se le oía la voz. A mí me reconoció, pero no pudo hablar. Ya mis nervios comenzaban, él me quiso hablar y ya no pude volver a verlo, no entré, desde la ventanilla lo miraba, ya mi cuerpo me temblaba, me afectó bastante. No tuve pues las cosas de llorar, de desahogarme.
El consejo que les doy a los jóvenes es que valoren el estudio y valoren el esfuerzo que hacen ellos mismo o sus padres. Yo le pido a la juventud que hagan el esfuerzo de salir adelante con sus estudios, que aprovechen su juventud, así como Jerónimo decía que él deseaba ver que a las universidades llegaran bastantes alumnos, él se gozaba decía, con ver estudiantes preparados para un futuro, por eso decía, yo voy apoyar las protestas.”
Porque Jerónimo me decía, que él cuándo fuera Ingeniero y trabajara, lo primero que me iba hacer era mi casa, nada me iba faltar en mi casa, después hacia la de él y se casaba.
Jerónimo Urbina se casaría con su novia Elga Liliana Gómez Jarquín, estudiante de III año de ingeniería en la U.N.I
Aunque ese muchacho anduviera el problema más grande en su corazón, a él no le iba ver un mal genio, siempre tenía una sonrisa en los labios, al punto que dicen que en la universidad algunos le decían el metidito, porque él era muy alegre, llegaba, chileaba por un lado, por el otro, era bien sociable. Jerónimo también […] jugaba básquetbol y también practicó Karate en la UNI.
El miércoles 20 de diciembre, después de siete días de agonía, Jerónimo Urbina fallece a las 4:30 a. m. en el Hospital Antonio Lenín Fonseca. Para entonces estudiaba III año de Ingeniería Química. La Comunidad Universitaria con indignación y dolor se volcó en miles hasta el Hospital para trasladar su cuerpo hacia la UNI Simón Bolívar.
En la noche del 20 de diciembre en la U.N.I. Simón Bolívar se ofició una misa de cuerpo presente al mártir del 6% y dicha universidad decretó tres días de duelo. En la mañana del jueves 21 su cuerpo fue trasladado a Juigalpa acompañado por una caravana de estudiantes universitarios. A la llegada del féretro, poco antes de las dos de la tarde, multitud de ciudadanos de Juigalpa se concentraron en la entrada de la ciudad y en las aceras de las calles formando vallas en una muestra solidaria con la causa universitaria, mostrando indignación y dolor por la muerte de Jerónimo Urbina.
Ernesto Porfirio Ramos Villareal
Ernesto Porfirio Ramos Villareal, Hijo de Celia María Villareal. Nació en Palos Negros, comarca del Departamento de Rivas Dedicado trabajador universitario y abnegado padre de familia, comprometido en su vida sentimental con la señora Juana Espinoza Rodríguez Villareal. Al momento de su muerte dejó 5 hijos: Jazmina Ramos Villareal 10, Deldimar Ramos Villareal 13, Yamil Ernesto Ramos Villareal 15, Mariela Espinoza Ramos Villareal 20, Elving Espinoza Ramos Villareal 21.
Porfirio como hombre de campo se inició en las labores agrarias desde temprana edad, su mama recuerda que entró a trabajar a la hacienda el Garabato como a los 15 años de edad “allí él caminaba con un señor tractorista, relata doña Celia, luchó, aprendió y llegó a ser tractorista”. En 1987 ingresó a trabajar a la Escuela Internacional de Agricultura y Ganadería desempeñándose como operador agrícola tractorista. Sus compañeros lo recuerdan como un compañero solidario, fraterno “que no dejaba morir a nadie, si alguien tenía una necesidad él no dudaba en sacarse el dinero que andaba”. Porfirio Ramos siendo un hombre de vocación agraria los momentos en que no trabajaba en la EIAG los dedicaba para cultivar la tierra dedicándose sábado y domingo a la siembra de arroz, frijoles, maíz.
Cuentan sus compañeros que era un hombre muy responsable con su trabajo y su familia “nunca andaba palmado siempre andaba sus billetes, eso mostraba que era un buen administrador de su salario” relatan sus compañeros.
En la memoria de sus familiares quedó el recuerdo de un Porfirio grandes sentimientos “era muy suave con los niños, muy juguetón, le gustaba jugar con los chavalitos…asimismo cualquier necesidad que teníamos entre hermanos nos ayudaba, era lo último como hermano…nunca nos negó nada, él era el mayor de los varones y fue un padre para nosotros, mas que hermano” cuenta su hermana.
En la EIAG llegó a desempeñar el cargo de Secretario de Propaganda y después Secretario de Asuntos Laborales del Sindicato de Trabajadores de esta Escuela. Destacando como un dirigente sindical que procuraba el consenso, el diálogo.
Porfirio además tenía una gran afición deportiva. Se preocupó constantemente porque la E.I.A.G. participara en las ligas de béisbol impulsadas en el departamento de Rivas. Además era directivo del equipo de béisbol mayor A de su comunidad Palos Negros.
En homenaje al espíritu deportivo de Porfirio Ramos desde el año 2000 se vienen realizando en la última semana de noviembre los juegos deportivos “Ernesto Porfirio Ramos In Memoriam”. En esta jornada las delegaciones deportivas de los trabajadores de las universidades del C.N.U. se reconcentran en la E.I.A.G. y en homenaje todos los participantes marchan a depositar una ofrenda a su tumba.
Compañeros de Porfirio afirman en su testimonio “que por la mañana del 13 de diciembre, antes de salir para Managua estando aun en la EIAG, Porfirio señaló su preocupación por la afectación laboral que causaría en la universidad un recorte del 6 %”. Se le recuerda como “un hombre radical, serio, honesto, trabajador y dedicado a la familia, […] un hombre recto, sin vicios.”
Su mamá doña Celia María Villareal recuerda a su hijo, “a mí no se me quita la idea de mi cabeza, yo lo miro sentado, lo miro cuando viene, lo miro en la bicicleta, lo miro donde se sentaba todas las noches y yo le decía toma hijo, Vení come, a veces me decía ya comí, pero nunca me desprecio… él era un hijo muy amable conmigo, son sus hermanas. Era un hijo que él sabía si yo comía, si yo bebía, si yo me enfermaba, el me ponía todo, yo no tenía sufrimiento de cosas del campo por que el me ponía todo, mucho le gustaba sembrar, ahí se me aparecía a veces a las 9, a las 10, a las 11 de la noche, venia de tractorar tierras de la agricultura. Yo lo que hacía era echarle sus bendición porque en el camino uno no sabe lo que le puede suceder.”
“El 24 de diciembre se iba a casar mi hija Marbellí Villareal y el iba a ser el papa, porque mi hija se crió sin papa y a él le decía papa, en la iba a entregar el 24 de diciembre que mi hija se casara. Una noche antes platicaron y ella le dijo papá cuantas tarjetas vas ocupar para que invites a tus amistades, déjame unas 10 le dijo, mira le dice vamos a ir a Rivas porque yo te voy a regalar la mudada que te vas a poner le dice, entonces él le dice está bien…pero mas no sabiendo que él salió a las 5 de la mañana que ni siquiera lo vimos, otras veces lo vemos salir y ya fue cuando él ya no volvió.”
“Desde entonces los 13 de diciembre rezamos el rosario, ese día que se llena con los estudiantes, como pobres no dejamos de hacerlo cada año…mientras yo exista tengo que hacerle su rosario, aun en medio de dificultades.”
Es en homenaje a la memoria de este mártir del 6 % que la U.N.E.N. creó la “Distinción Ernesto Porfirio Ramos”, otorgada a los miembros del cuerpo administrativo de las universidades destacados en la lucha del 6 %.”
¡Honor y gloria a nuestros héroes y mártires!
En la actualidad, la comunidad universitaria cuenta con el 6% constitucional y el apoyo incondicional del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, para llegar a más jóvenes que puedan prepararse académicamente y aporten al desarrollo de Nicaragua.
Hoy los estudiantes universitarios no están luchando en las calles, si no que están en las aulas de clases actualizándose y apoyando a los hermanos de la Costa Caribe que fueron golpeados por los huracanes ETA e IOTA, a través de brigadas que han ayudado en el levantamiento de daños, atención a las familias vulnerables, entrega de paquetes alimenticios, láminas de zinc y juguetes.
Los estudiantes, maestros y trabajadores administrativos de las universidades viven en un contexto de paz, tranquilidad y solidaridad para el desarrollo de una Nicaragua linda, quedando en la memoria los héroes y mártires que aportaron a esta patria y dieron su vida.
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