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Roja y negra bandera nos cobija: FRENTE SANDINISTA, MAZORCA Y ESPIGA DE LIBERACIÓN

-Carlos Fonseca Terán (19 de abril 2024, DÍA NACIONAL DE LA PAZ).



Es asunto frecuente que los voceros de la derecha golpista en Nicaragua se refieran en sus medios de desinformación, a los años posteriores a 2018 como si de una crisis permanente se tratara, pero lo único que está en crisis, desde antes de ese año en nuestro país, es precisamente la derecha.


Con el intento de golpe de Estado iniciado hace hoy exactamente seis años y que duró exactamente tres meses, lo que hizo la derecha patrocinada y dirigida por Estados Unidos fue poner en evidencia su impotencia y fortalecernos en nuestra capacidad de defender la Patria y la Revolución, quedando la derecha vendepatria sepultada para siempre en la historia de Nicaragua.


Y una de las mayores muestras de esa crisis ya permanente de esta derecha golpista es su carencia de identidad, un tema que me parece muy aleccionador e interesante y en el que me quiero concentrar esta vez, entre tantas cosas que podemos decir cada 19 de abril.


El día de ayer me llamó la atención y me hizo cierta gracia, a la vez que me causó profunda indignación, un video que sacaron unos puchos en una red social, con una canción que dice: “…Y levantamos la milpa para la tapisca de la libertad”, y que sin saberlo muchos de ellos por su proverbial ignorancia, comienza diciendo algo que por supuesto, no sale en el video: “Como un chilotito tierno, fulgurante bajo el sol, NACIÓ EL FRENTE SANDINISTA, MAZORCA Y ESPIGA DE LIBERACIÓN”. Esto me hizo recordar que durante el intento de golpe y también después, los puchos anduvieron con el lema “juntos somos un volcán”, que es parte de otra canción, muy bella, cuya letra dice en una de sus partes, y refiriéndose al pueblo nicaragüense:


“Hermano de tantos pueblos que han querido separar

porque saben que aun pequeños, juntos somos un volcán.

Yo soy de un pueblo reciente, pero antiguo su dolor;

analfabeta mi gente, medio siglo en rebelión.

Yo soy el pueblo que un niño en Niquinohomo soñó,

soy del pueblo de Sandino y Benjamín Zeledón.

Yo soy de un pueblo sencillo, fraterno y amigo, que siembra y defiende

SU REVOLUCIÓN.”


O sea, pues… La primera es casi un himno a la fundación del FSLN, al que los puchos obviamente aborrecen; y la otra, una canción que habla de la verdadera y única gran rebelión en nuestra historia, esa que llevaba ya medio siglo cuando se hizo esa canción: la rebelión del pueblo nicaragüense contra la dominación imperialista. La canción habla de esa lucha antimperialista del pueblo nicaragüense, representada por Zeledón y Sandino, precisamente contra la potencia extranjera en la que ellos, los golpistas vendepatria, se amparan como único sostén posible de sus fechorías y actos criminales; y habla también esa canción nada menos que de la identificación de nuestro pueblo con SU REVOLUCIÓN, nuestra Revolución Sandinista que ellos, los puchos golpistas de esta derecha en crisis permanente han pretendido, siempre en vano, destruir.


“¡Que se rinda tu madre!”, gritaban los puchos golpistas mientras destruían un mural dedicado al héroe sandinista Leonel Rugama, el insigne poeta revolucionario que sin ellos saberlo, es el autor de esa frase en pleno fragor del combate desigual en el que entregó su vida a la causa que ellos tanto odian. “¡Que se rinda tu madre!”, gritó Leonel Rugama a la Guardia Nacional somocista, creada por la potencia imperialista en la que los puchos se amparan; y con ese grito contestaba aquel héroe los llamados que le hacía la Guardia a su rendición, igualitos a los que hacían los puchos esperpénticos en plena intentona golpista, obteniendo por respuesta de la militancia sandinista, la misma que dio Leonel Rugama al somocismo, ese instrumento criminal del imperialismo, como lo sería tiempo después la derecha pucha y golpista.


Pero hubo dos cosas que pusieron en evidencia el fraude propagandístico, lo falso de aquellas consignas en boca de los golpistas. Una de ellas fue la profanación de los monumentos a los héroes y mártires de la guerra de liberación contra la dictadura somocista; y la otra, más notable aún, es que hubo un solo símbolo del cual los golpistas ni siquiera intentaron apropiarse, sino que por el contrario, trataron de mancillarlo. Ese símbolo invicto, que ellos mismos sin saberlo en su estupidez infinita volvieron inmaculado para siempre, es NUESTRA SAGRADA BANDERA ROJA Y NEGRA, con la que Sandino escribió una de las más heroicas páginas en la lucha de los pueblos por su liberación; con la que Nicaragua se liberó de la oprobiosa dictadura somocista, impuesta por el imperialismo yanqui; con la que el pueblo nicaragüense rescató SU BANDERA AZUL Y BLANCO, que ondea digna y orgullosa junto a la roja y negra en todos los actos y conmemoraciones históricas del sandinismo.


No es casual, por cierto, que esa bandera estuviera entre lo primero a lo cual renunciaran los traidores al sandinismo cuando, a raíz del revés transitorio sufrido por el FSLN en 1990, trataban de recibir de la derecha neoliberal y del imperialismo en aquel naciente inframundo unipolar, algunas migajas del poder que, al no saber ellos ejercerlo como revolucionarios, había terminado por deformarlos lo suficiente para que un día se convirtieran en alimañas, “insepultas huellas de la escoria… referencias de una vieja historia”. Lo otro a lo que renunciaron esos traidores, desde aquellos momentos álgidos de la lucha sandinista, fue al antimperialismo, al socialismo, a la lucha popular y al carácter de vanguardia del FSLN. Pero fueron derrotados y por decisión propia abandonaron, gracias a Dios, las filas de nuestra organización política revolucionaria.


Por eso, como le decía yo una vez a nuestro Comandante Daniel, esa bandera es, para los traidores y cobardes, al igual que para los perversos de siempre, como la cruz para los vampiros de aquellas famosas historias de terror. Y es por eso, el más poderoso estandarte del sandinismo, de los revolucionarios nicaragüenses, de la militancia del FSLN, de los que estamos dispuestos como nuestros héroes y mártires, y en honor a ellos (los que lucharon junto a Sandino, los de la lucha contra el somocismo, los que cayeron luchando frente a la agresión imperialista en los ochenta, los caídos en la lucha contra el neoliberalismo en los noventa, y en defensa de la Paz, la Patria y la Revolución durante la intentona golpista en 2018), a dar y dedicar la vida, hasta nuestro último aliento, a nuestra razón de ser, que es la causa revolucionaria plasmada en la obra más hermosa que pudo haber creado nuestro heroico pueblo en su historia y que puede crear pueblo alguno y la humanidad entera: LA REVOLUCIÓN, la nueva sociedad que estamos construyendo, LA NUEVA NICARAGUA que es una realidad cada vez más cercana, hacia la que seguimos avanzando bajo la conducción de nuestra VANGUARDIA REVOLUCIONARIA, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con el sólido y certero liderazgo del Comandante Daniel Ortega, y con el aporte siempre presente e invaluable de la Compañera Rosario Murillo. Por eso y por muchísimas cosas más,


NO PUDIERON NI PODRÁN

AQUÍ NO SE RINDE NADIE

PATRIA LIBRE O MORIR

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