Hoy se rinde homenaje a los 35 jóvenes que aquel 13 de junio de 1979 fueron masacrados en la Colina 110 por miembros de la Guardia Nacional que dirigió el dictador Anastasio Somoza.
La guardia pretoriana de Somoza torturó, asesino y mutiló en ese punto del extremo sureste de Managua a las jóvenes combatientes Nordia Esther Gonzales y Elizabeth Méndez.
Publicaciones históricas sobre esa masacre en la que participaron guardias del CONDECA (El Consejo Centroamericano de Defensa fundado en 1963 a iniciativa de EE.UU.) indican que el operativo consistió en rodear la Colina 110 a través de una acción que la dictadura somocista llamó operación Rastrillo.
A los jóvenes los atacó la GN con 3 aviones, un batallón blindado de Somoza donde iban los guardias del CONDECA y una pala mecánica que utilizaron para abrir una fosa común donde echaron los cuerpos. A la mayor parte de los combatientes los capturaron vivos y después los asesinaron.
Los jóvenes combatientes se habían ubicado en una colina del barrio Los Laureles, como parte de los levantamientos insurreccionales de los barrios orientales, pero fueron atacados por la guardia somocista en una ofensiva a gran escala. Mientras desde el aire los aviones somocistas lanzaban rocket los guardias del batallón que envió Somoza atacó a los jóvenes con morteros.
Omar Téllez fue el líder de los jóvenes combatientes los que se dirigieron a la Colina 110 para refugiarse en una zanja de 15 metros de largo que previamente habían construido en el sitio donde ahora se levanta el barrio Manuel Fernández.
Los jóvenes masacrados formaban parte de la Unidad Téctica de Combate “Manuel Fernández” que estuvo integrada por 45 jóvenes.
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