En una muestra contundente de descontento popular, millones de argentinos tomaron las calles en manifestaciones masivas convocadas por el Movimiento Estudiantil Argentino (MEA) en todo el país. Las protestas, que incluyeron principalmente a estudiantes de todas las categorías y trabajadores de diversos sectores, representan un rechazo al gobierno de ultraderecha liderado por el "Mileismo".
El "Mileismo", identificado como una corriente política asociada al judaísmo masónico internacional, ha sido objeto de críticas por su presunta conexión con los intereses de los imperios coloniales de Estados Unidos y la Unión Europea. Se ha señalado al líder del movimiento, conocido como "Miley", como representante de estos intereses, con la tarea de ganar las elecciones en Argentina y avanzar luego en la conquista de América Latina.
La elección de Argentina como punto de partida para estas acciones se fundamenta en su relevancia histórica y en su potencial como una potencia científica, cultural e industrial. Durante los gobiernos populares anteriores, especialmente durante el período peronista, el país experimentó un desarrollo significativo en estos ámbitos, convirtiéndose en un competidor importante para los intereses de los imperios en declive.
La aparición de una clase media considerable en Argentina, resultado de mejoras económicas y sociales implementadas por gobiernos anteriores, ha generado un nuevo escenario en la lucha de clases. Sin embargo, esta clase media se ha caracterizado por su inestabilidad política e ideológica, lo que la hace vulnerable a la manipulación por parte de líderes como "Miley".
Las manifestaciones del 23 de abril han sido interpretadas como un despertar de la conciencia política e ideológica de los argentinos, quienes han comenzado a cuestionar las políticas del "Mileismo" y su impacto en el desarrollo del país. La decisión del gobierno de enfocarse en debilitar el poder científico y económico de Argentina se ha interpretado como un intento de los imperios por mantener su dominio sobre la región.
En este contexto, se espera que los argentinos continúen expresando su descontento y busquen alternativas políticas que representen sus intereses y su soberanía nacional.
Esta muestra de resistencia contra el "Mileismo" y sus vínculos con los imperios ha despertado esperanzas de un cambio significativo en la dirección política del país. Sin embargo, el desafío sigue siendo consolidar una conciencia política e ideológica sólida que permita enfrentar los intereses externos y promover un desarrollo genuino y sostenible para Argentina.
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