top of page

Gaspar García Laviana, héroe del amor que ayudó a la transformación social de Nicaragua

  • Foto del escritor: molotovdigitalfsln
    molotovdigitalfsln
  • 11 dic 2024
  • 4 Min. de lectura

ree

Quien conoció, escuchó y compartió momentos con el padre Gaspar García Laviana, reconoce a un hombre profundamente comprometido con el ser humano, y sobre todo con las clases desposeídas que miraron en él, a un verdadero siervo de Dios.


Hablar de Gaspar, es reconocer al hombre valiente, enérgico, vigoroso, de convicciones fuertes, el ser entusiasta que sacaba lo positivo de la adversidad, es hablar del hombre con gran capacidad de comunicación y lleno de generosidad y entrega hacia el pobre.


De esa manera lo describen personas que convivieron con el padre Gaspar en Nicaragua, en los municipios de San Juan del Sur, Cárdenas, Tola y El Ostional, lugares donde su semilla germinó en conciencia social, solidaridad y en amor.


Nació un 8 de noviembre de 1941 en Les Reces en Asturias. Desde muy niño tuvo la vocación cristiana, de entrega, virtud que se terminó de forjar en el seminario de la Pequeña Obra de la congregación Misioneros de la Sangre de Cristo. Un 25 de junio de 1966 es ordenado sacerdote junto con otros seis compañeros, entre ellos el padre Pedro Regalado, con quien llegó a Nicaragua un 18 de noviembre de 1970.


El obispo de Granada le encomienda las parroquias de San Juan del Sur, Buenos Aires, Cárdenas y Tola. Junto con Regalado comienza Gaspar su periplo por Nicaragua.


Para conocer de su obra cristiana, social y revolucionaria, hablamos con personas que trabajaron con el padre Gaspar, no solamente como “delegados de la palabra”, también aquellos que lucharon a su lado en el Frente Sur “Benjamín Zeledón” al que se integró cuando decidió dejar sus hábitos pastorales.

Pero porqué Gaspar se involucra tanto con el pueblo al punto de ofrendar su vida, porqué consideró que su labor pastoral no era suficiente para promover un cambio hacia un país igualitario, donde los obreros pudieran salir de la miseria.

Gaspar llega a Nicaragua cuando las diferencias sociales eran abismales entre la oligarquía representada por Somoza y sus terratenientes, que acumulaban más riqueza, mientras los pobres estaban sumidos en el analfabetismo, la miseria y sin acceso a la educación y a la salud.

Recibe su primer baño de pueblo en las celebraciones de la Purísima Concepción de María, la Gritería y después su primer Navidad, en la que enseña a cantar a los niños los villancicos. Con Regalado acuerda quedarse pastoreando las parroquias de San Juan del Sur, Cárdenas y Buenos Aires, mientras su homologo se queda en Tola.


En las visitas a las comunidades rurales puede ver las diferencias entre el campesinado y la oligarquía.

Napoleón García conoció a Gaspar cuando llegaba a Cárdenas al menos 2 veces a la semana, ahí en su casa comía, se bañaba y protagonizaban grandes pláticas, a la que su madre se sumaba.


Napoleón sirvió de chofer al padre Gaspar, cuando recorría las comunidades para formar los cursos de catequesis y a los “delegados de la palabra” que fueron fundamentales para el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Gaspar promovió cursos intensivos de alfabetización, formaba parteras, medicina preventiva y hablaba del cooperativismo, como forma de salir de la pobreza.


“El padre se entregó a la causa de los pobres, sin esperar nada a cambio, su única alegría era que fuéramos libres todos. Yo tengo orgullo de haberlo conocido, jugaba conmigo, comíamos juntos, llegaba dos veces a la semana a Peñas Blancas”, recuerda Napoleón, un hombre que ahora tiene 63 años.

“Convivimos como dos años con él, no era lo mismo verlo en una misa hablar, porque todo mundo se ponía asustado por criticar el modelo opresor. Platicar con él era algo impresionante. Era una persona de una mirada muy penetrante y si hablabas con él, captaba lo que estabas pensando”, dice Napoleón.


Para García, la obra del padre Gaspar es comparada con el trabajo que hace el Gobierno Sandinista del Presidente Daniel Ortega Saavedra, que ha construido escuelas y centros de salud en aquellos lugares donde no existían, tal y como lo quería el cura español.


“Quería educación para los niños, construyó una escuelita en Ostional, él estuviera maravillado con la cantidad de escuelas que hay. Nosotros hemos avanzado con paso de gigante, vivía visitando enfermos porque no había hospitales, y ahora 40 años después los hospitales es lo más grandioso que tiene Nicaragua”, destaca Napoleón.

Algo que denunciaba Gaspar en sus homilías era las diferencias de clases, siempre hablaba a favor de los pobres, quería una mejor vida para los obreros, para los campesinos, y como buen alumno de la Teología de la Liberación, siempre remarcaba que los seres humanos nacieron para ser libres, algo que no se lograba en Nicaragua con Somoza.

Para 1972, año del terremoto en Managua, el padre Gaspar y Regalado viajan a Managua para ayudar a los damnificados y comprueba lo ruin de la dictadura somocista que se apropia de la ayuda proveniente de la comunidad internacional.

Viajan hacia España junto con niños huérfanos y ahí dan a conocer la situación que vive el pueblo nicaragüense a manos de la dictadura somocista y la compara con la dictadura de Francisco Franco. Ahí comienza a tener los primeros encontronazos con funcionarios de la dictadura somocista.

Primera amenaza de muerte

Durante la Semana Santa en abril de 1973, el padre Gaspar realizaba el tradicional Via Crucis por las calles de San Juan del Sur, al llegar a la tercera estación se detiene en la acera de la casa del doctor Caldera, un médico somocista que hacía fortuna con los medicamentos que le llegaban en calidad de donación.

En esa ocasión, el Padre Gaspar habló de aquellos que traicionaron a Cristo y que lo vendieron por 30 monedas, criticó a los ricos por robarles a los pobres, lo que provocó la furia de una hija de Caldera que intentó dispararle al cura, pero esto fue impedido por una empleada de la familia del médico somocista.

Esta anécdota la recuerda como si fuese ayer, el señor Emilio González de 81 años y conocido en San Juan del Sur como “Pájaro Loco”. Don Emilio define al padre Gaspar como un hombre con mucho temple, valiente y muy cristiano.

 
 
 

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
bottom of page