Hoy conmemoramos el 91 Aniversario del Natalicio de Padre Miguel d’Escoto Brockmann, el Canciller de la Dignidad, quien nació el 5 de febrero de 1933 en Los Ángeles, Estados Unidos.
El Padre Miguel D´Esctoto Brockmann, desde su juventud y después ordenado como sacerdote de la orden Maryknoll, respondió al llamado de las luchas en contra de las injusticias sociales, haciendo suyos los postulados de la Teología de la Liberación para construir el Reino de Dios en la tierra, al lado de los pobres, de los que nunca han sido invitados al banquete de los ricos.
El apostolado del Padre Miguel, empezó en los barrios periféricos de Río de Janeiro (Brasil), en las villas miserias de Santiago de Chile y en México. Allí empezó a caminar junto a los pueblos, sintiendo sus tristezas y esperanzas, y comprometiéndose con un evangelio activo, profético y transformador.
Sus estudios en filosofía, teología, economía y comunicación, le sirvieron para interpretar los problemas de los países empobrecidos, al servicio de los cuales puso, con humildad sacerdotal, sus talentos y dones.
Con el espíritu de solidaridad que lo caracterizó siempre, se dedicó a apoyar a los damnificados del trágico terremoto que sacudió Managua en el diciembre de 1972: “Sembrador de Vida en Nicaragua, también en momentos de dolor, de tragedia. Cuando el terremoto sacudió a Nicaragua, ahí estuvo Miguel, inmediatamente, sembrando esperanza, y por tanto vida” (Comandante Daniel, 8 de junio de 2017).
Su anhelo de una sociedad más justa y su adhesión a las causas libertarias, lo llevaron a ingresar al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el año 1975, con la convicción de que «entre cristianismo y revolución no hay contradicción».
El Canciller de la Dignidad
Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, fue llamado a asumir el Ministerio de Relaciones Exteriores. En la década de 1979 – 1990, el padre Miguel, en calidad de Canciller de Nicaragua, afrontó duras batallas diplomáticas en el seno de la servil Organización de Estados Americanos (OEA), instrumento colonialista que ha sido útil para legitimar intervenciones abiertas y encubiertas contra gobiernos revolucionarios y progresistas en Latinoamérica; también lo hizo en las Naciones Unidas (2008-2009), donde defendió los principios de autodeterminación y no alineamiento del gobierno revolucionario. Esta firme actitud lo hizo acreedor al título de “Canciller de la Dignidad”.
Durante su gestión al frente de la Cancillería, participó en los procesos de paz del Grupo de Contadora y los Acuerdos de Esquipulas I y II, que a fines de la década de los años 80 del siglo pasado (1987) pusieron fin a los conflictos armados en Centroamérica. Fue también el principal promotor de la acción legal con la cual el estado de Nicaragua llevó al gobierno de Estados Unidos de América, en 1984, ante la Corte Internacional de Justicia por apoyar actividades militares y paramilitares contra nuestro país. Juicio histórico en que la Corte Internacional de Justicia falló a favor de Nicaragua.
“Fue un equipo de abogados y fuimos a dar la batalla a la Corte, y Miguel siempre con ese entusiasmo cuando escuchaba criterios pesimistas y al final la sentencia, y al final por primera vez en la historia era condenado un Estado, una potencia, la mayor potencia del planeta, era condenada por actos de terrorismo en contra de Nicaragua, por acciones criminales en contra de Nicaragua” (Comandante Daniel Ortega, 8 de junio de 2017).
En el año 2007, en la segunda etapa de la Revolución, fue nombrado como Asesor para Asuntos Limítrofes y de Relaciones Internacionales. Posteriormente, fue elegido como presidente del sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 4 de junio de 2008.
El 8 de junio, el Padre Miguel, el generoso cura revolucionario, entregó su alma al Señor.
“Miguel nos seguirá acompañando porque sus ideas, su luz, no se apaga con este tránsito. Nos deja físicamente pero nos acompaña y nos seguirá acompañando en la batalla diaria que seguiremos librando por la justicia, por la libertad, por la soberanía, por la paz de nuestros pueblos”.
(Comandante Daniel Ortega, 8 de junio de 2017).
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